Sociedad civil y gobernabilidad en el Perú y América Latina (página 2)
La gobernabilidad encuentra en la literatura
diferentes tratamientos conceptuales. Se le concibe como la
capacidad social de trazar y lograr objetivos
en organizaciones, localidades, naciones,
regiones y personas. Es decir, que la capacidad de
gobernabilidad es igualmente un concepto
social como relacional que puede ser optimizado al generar
sinergias positivas entre las entidades y sujetos
involucrados en relaciones en ella.Los estudios acerca de la gobernabilidad de los
sistemas
sociales fueron motivados por las convulsiones que
venían apareciendo tanto en los centros del poder
mundial como en su periferia y que conducían a un
severo cuestionamiento de la legitimidad de las estructuras y sujetos del poder
político en los países centrales.El Informe de
la Comisión Trilateral, publicado en 1975, se
centró en esta categoría que es hoy un concepto
central de las ciencias
políticas aunque con profundas
modificaciones que difieren sustancialmente de la
visión original neoliberal. La gobernabilidad aparece
en la literatura con el trilateralismo para dar cuerpo
conceptual al proyecto
político del neoliberalismo, pero hoy incorpora valores,
componentes y dimensiones que ayudan a comprender las
prácticas políticas nacionales como globales;
brinda vías de esclarecimiento y discernimiento de los
fines sociales de las mismas; permite identificar con
carácter previsorio el desenvolvimiento
de los procesos
de crisis
políticas, sus razones mas profundas, el rol de los
diferentes sectores y clases
sociales; y brinda pautas en el estudio de la
interrelación economía – política – ideología.Pero, más allá de su importancia
estrictamente metodológica, la gobernabilidad se
relaciona también con componentes cruciales de la vida
política y social, lo que subraya su importancia
metodológica, como son la capacidad de desarrollo
de una sociedad;
la capacidad de resolver pacíficamente los conflictos
internos; la calidad de
vida de los ciudadanos; y la capacidad de sobrevivencia
de un Estado ?
Nación.La gobernabilidad
democrática.La gobernabilidad, tal como la concebimos, es pues,
esencialmente democrática y, por ende, es un concepto
que sólo puede ser cabalmente entendido si se le ve
dentro de una red de relaciones
que conducen a una mayor o menor "gobernabilidad".Es apreciable la variedad de consideraciones en
cuanto a que dimensiones tratar al abordar el concepto y la
practica de la gobernabilidad de los sistemas
políticos actuales. Ellos van al tratamiento de las
formas organizativas, de mecanismos de funcionamiento, de
búsqueda de equilibrios de intereses, enfocan la
consideración social de la legitimidad del desempeño del gobierno,
es decir, rondan en torno a
componentes sustantivos para lograr un desempeño
eficaz y legitimo de los sistemas políticos. Sin
embargo, la práctica de la implementación de
estos conceptos no logra llevar a vías de hecho el
discurso.Más allá de los conceptos operativo y
neo-institucionalistas, la gobernabilidad consiste
fundamentalmente en la capacidad de una sociedad para
enfrentar positivamente los retos, tensiones y oportunidades
que se plantean en su entorno en un momento determinado, en
esencia, la consolidación de la democracia, la construcción de mercados
abiertos y competitivos, la superación de la pobreza y
la reducción de las desigualdades.Si concebimos la democracia como un proceso,
las estrategias para lograr una gobernabilidad
democrática tienen que pasar por una
reinvención del gobierno y de la ciudadanía, la reforma del Estado, la
recomposición de la sociedad
civil y el desarrollo de la capacidad de
gobernación, para lo cual se cuenta con recurso como
las instituciones existentes (capital
social) y las capacidades de gobierno disponibles.Esta tarea -nada fácil, pues pasa por una
serie de acciones
que alteran los equilibrios tradicionales y enfrentan un
conflictivo proceso social de aprendizaje
así como la resistencia de los perdedores ciertos frente
al apoyo de los ganadores difusos- implica cambios de
estructuras de acción colectiva, modelos
mentales, valores, actitudes,
capacidades y equilibrios de poder; generación de
acuerdos y consensos que construyan masa crítica de opinión y voluntad
política; creación de una estructura
social compleja de relaciones sociales horizontales,
diferentes, interrelacionadas, de confianza mutua y
compromiso cívico; y
una participación democrática, eficiencia
económica y cohesión social.- GOBERNABILIDAD.
La sociedad civil en América
Latina es la realidad que se ubica entre el Estado,
el mercado y
la sociedad: un entramado que para las nuevas democracias
latinoamericanas y la gestión política sigue
adquiriendo cada vez mayor relevancia, y que, asimismo,
encuentra su justificación en el entramado social y
político en el cual se desenvuelve hoy el desarrollo
político de América Latina.La emergencia de la sociedad civil es un dato de la
mayor relevancia, especialmente en América Latina, una
región donde ha predominado históricamente la
sujeción y el moldeamiento de la sociedad desde el
Estado, a través de la imposición de sistemas
políticos elitistas y excluyentes y sin
tradición ni arraigo en la región y más
tarde con el predominio del populismo en
la política estatal, que movilizó a la sociedad
tras metas nacionales que no contemplaron ni la
autonomía social ni la diversidad cultural.En América Latina, las organizaciones
más democráticas y dinámicas de la
sociedad civil son las defensoras de los derechos y
las demandas que no han sido adecuadamente atendidas por el
Estado.Entre ellas, las que han ejercido mayor influencia
han sido las que han aplicado estrategias "reformistas" o
"colaboracionistas" con el sector
público.El caso del Perú es, sin embargo, una
excepción. En mayor o menor medida, ha existido
siempre tal concentración de poder en el Presidente y
tanta debilidad de los otros poderes , especialmente el
judicial, que muy pocas organizaciones de la sociedad civil
han tenido hasta ahora realmente influencia. Pero, la
existencia en el Perú de una sociedad civil vasta y
diversa pero frágil, debe ser entendida en contraste
con la tradición estatal autoritaria y excluyente de
la sociedad nacional.Si bien en América Latina nunca
existió un "Estado de Bienestar" a la europea, la
construcción estatal en la región fue la
vía para la movilización e integración de diversos sectores
nacionales y encabezó las tareas del desarrollo. El
neoliberalismo en el continente ha sido la herramienta
ocupada para desmantelar los servicios
sociales que el Estado había logrado construir,
expandir las relaciones mercantiles hasta los más
recónditos espacios de la sociedad, permitir la
desregulación de las relaciones
laborales y abrir la puerta a los capitales
transnacionales. Cada una de las crisis económicas
cíclicas se ha convertido en una oportunidad de
profundizar la dependencia exterior y hacer avanzar el
modelo
privatizador y excluyente. Esa es la situación actual
en la mayor parte de los países y, notoriamente en los
tres grandes países de América Latina: México, Brasil y
Argentina.Por ello, no se puede discutir sobre la sociedad
civil sin tomar en cuenta una característica
básica: sociedad civil es un concepto relacional. Su
fuerza, su
forma, sus espacios de acción, todo ello queda
vinculado con la actuación del Estado. Quien habla de
sociedad civil, también tiene que hablar del Estado
(Schedler, 1996, p. 238). Por ello, para muchos el objetivo
ideal es lograr en las sociedades
simultáneamente una sociedad civil y un Estado
fuerte.Así, el principal reconocimiento de la
sociedad civil debe darse desde el estado y la
política. Partidos
políticos y gobiernos, legisladores y autoridades
tendrán que reconocer ese espacio que no controlan, ni
deben subordinar, como un espacio legítimo en la
formación de la conciencia
y las decisiones públicas. Esto dependerá
también del auto reconocimiento de los propios actores
de la sociedad civil.La autonomía y la superación del
corporativismo, el clientelismo, el asistencialismo y
paternalismo estatal en relación a la sociedad, en
especial hacia los grupos pobres
y marginados, provendrá también de la propia
actitud de
estos grupos.Tampoco se puede discutir de sociedad civil sin
tener en cuenta que la expansión de la democracia en
América Latina ha llevado consigo una mayor
pluralización y multiplicación de los actores,
lo cual a su vez implica crecientes retos para los procesos
de legitimación del poder y
representación de intereses. Asimismo, que, casi
paralelamente a esta irrupción de nuevos actores en
los espacios de intermediación política, se ha
gestado una crisis de los partidos políticos a causa
de su poca capacidad para generar apoyo y su bajo rendimiento
en el procesamiento de los intereses de la
ciudadanía.A pesar de contar en parte todavía con
democracias frágiles y sujetas a procesos de ajuste de
primera y, en menor medida, de segunda generación, las
sociedades latinoamericanas vienen dando pasos importantes de
la fase de transición a la democracia -momento de los
partidos políticos- a la fase de consolidación
-momento de la sociedad civil-, es decir, de la
democratización política a la
democratización social, haciendo hincapié en la
cohesión social y la expansión de la
ciudadanía. - SOCIEDAD
CIVIL.Echevarria Ariznabarreta , distingue dos
categorías de reforma del Estado, las reformas
sustanciales y las reformas institucionales. Las reformas
sustanciales son aquellas que se concentran en el
contenido de la acción pública, "redefiniendo
su finalidad, objetivos y alcance". Las reformas
institucionales son aquellas que "afectan el diseño y funcionamiento de las
instituciones, es decir, la manera en que los poderes del
Estado se organizan y articulan con el entorno para elaborar
y poner en práctica las políticas
públicas".La reforma del Estado, entonces, engloba dos
problemas
de naturaleza
diferente, aunque profundamente relacionados. Por una parte,
se trata de la definición de fronteras entre Estado y
sociedad; y, por la otra, de la decisión y
definición del modelo más adecuado para hacer o
gestionar aquello que se ha definido como propio de la esfera
estatal.Si bien el discurso y la práctica han
adoptado una definición. Sin embargo, en el caso de
las sociedades peruana y latinamoericanas, que se
caracterizan por no tener aún un orden
espontáneo, autoregulado y con capacidad de resolver,
con prescindencia del Estado, la cuestión crucial de
la coordinación social o las condiciones
de la convivencia social pacífica, el Estado tiene una
función que cumplir, y la sociedad
civil el derecho y el deber de discutir cuál es el
límite democráticamente consentido entre Estado
y sociedad.Por ello, el debate
más álgido ya no se plantea tanto en torno a
"más o menos Estado", ni en términos de
"reforma sí" o "reforma no", sino el tipo de
concepciones democráticas en cada modelo de reformas.
Así, el debate pasa por el tema de la participación ciudadana en las
políticas públicas, tanto en términos
del diseño de las mismas como en términos del
tipo de controles (directos o indirectos) de la
gestión pública a establecer. El debate gira en
torno a la sociedad civil.En el marco de las llamadas "reformas de segunda
generación" que apuntan al rediseño
institucional, manteniendo un Estado pequeño pero
fuerte, la reforma de la administración pública presupone
transparencia en la
administración pública y la
ampliación del espacio de control
social, es decir, la transformación de lo
público ?y no el mercado autosuficiente- en el
concepto orientador de la reforma. Pero, ello depende en gran
medida de la autonomía relativa de la sociedad civil
frente a las determinaciones que imponen dos procesos
globales: la crisis del estado populista latinoamericano y su
relación con los grupos
sociales; y la imposición de modelos
económicos neoliberales (mercados abiertos,
concentrados, economías desreguladas).En el momento actual, la configuración de
nuevos conceptos sobre políticas públicas, de
una nueva gestión del Estado y de un relanzamiento de
las reformas políticas indispensables para el
«buen gobierno» (good governance) son
caminos que llevan hacia una mayor «sensibilidad»
(responsiveness) del quehacer político ante la
ciudadanía.El resurgimiento de la sociedad civil se encuadra
entonces en el triángulo formado por el nuevo papel
del Estado a desarrollar en América Latina, un
adecuado funcionamiento de los partidos políticos y la
extensión de una nueva cultura
política en la ciudadanía.Pero, no es la ejecución de proyectos, ni
la "colaboración" con las políticas
públicas lo que legitima el rol de la sociedad civil.
Este surge sólo si es canal de expresión
ciudadana, de defensa de los derechos de todos, limitando el
espacio de la acción estratégica de los
intereses económicos y el poder político. Por
eso la sociedad civil no es un actor, sino un espacio de
acción, donde confluyen y disputan orientaciones y
proyectos diversos. Y ese espacio es el que debe antes que
nada auto/reconocerse.Por ello, la búsqueda de una sociedad civil
autónoma y desarrollada resulta de la mayor
importancia para una sociedad que aspira a la creación
de condiciones de gobernabilidad democrática.
Sólo así se podrá revertir la tendencia
a la privatización de lo público,
expresada en el corporativismo, la despolitización y
la corrupción. - SOCIEDAD
CIVIL Y NUEVA GESTIÓN PÚBLICA.Más allá de las discusiones sobre el
grado de consolidación democrática alcanzado en
América Latina, ha surgido una preocupación por
la viabilidad de las nuevas democracias ante los signos de
una crisis de representación y de
intermediación presentes en los partidos y los grupos
de interés. Desde allí se alimenta
la petición del diseño de una gobernabilidad
democrática que sea capaz de cohesionar las sociedades
latinoamericanas con legitimidad y eficiencia con miras a los
retos del futuro.Gobernabilidad, en este sentido, es un camino que no
solamente busca alcanzar mayores niveles de rendimiento de la
gestión pública, sino también ampliar
los canales de participación popular en las decisiones
políticas.Desde allí se abren las discusiones sobre una
mayor calidad de la
política democrática, es decir, nuevas
relaciones entre los partidos políticos y la sociedad
civil, la participación ciudadana no partidista en los
diferentes niveles de gobierno y una mayor responsabilidad de la gestión
pública ante los ciudadanos
(accountability).Es decir, que un nuevo modelo de gestión
política y pública en América Latina
solamente podrá nutrirse de la interacción democratica y
fructífera del Estado, el mercado y la sociedad civil,
cuya tarea consiste en el desarrollo de nuevos lazos de
relación que garanticen una mayor inclusión de
intereses desde la sociedad civil y una intermediación
más eficaz y auténtica por parte de los
partidos en los diferentes niveles de decisión;
así como nuevas formas de articulación entre
actores sociales, partidos, instituciones públicas,
empresa
privada y gestores de la opinión
pública.Los programas de
ajuste estructural de la segunda generación enfocan el
rediseño de las instituciones públicas.
Después de la reducción del Estado se trata
ahora de aumentar la eficiencia de la gestión estatal
y modernizar el sector público. Se trata de que el
Estado reformado disponga de mejores instrumentos
administrativos y que recurra a alternativas eficientes y
efectivas de la sociedad civil, «sector
terciario», y del sector privado para la
prestación de sus servicios.Esta apertura de la gestión pública
hacia la sociedad se basa en la corresponsabilidad de los
actores e instrumentos de supervisión y control adecuados para
generar una nueva calidad en las relaciones entre instancias
estatales y la sociedad civil. Por lo tanto, la reforma del
Estado no puede limitarse al nivel de una
modernización de la administración pública sino que
debe replantear los esquemas de relacionamiento entre el
Estado y las organizaciones de la sociedad civil. Es decir,
promover relaciones de gobernabilidad que no se limiten a la
dimensión económico-financiera e integren las
dimensiones sustantiva, social, política y
administrativa. - GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA Y NUEVA
GESTIÓN PÚBLICA. - CONCLUSIONES.
- La relación de los regímenes
políticos y la sociedad civil peruana y latinoamérica, se encuentra profundamente
marcada por la primera generación de reformas
administrativas que enfatizaron la dimensión
económica financiera de los problemas nacionales, no
brindaron una solución permanente a los problemas de
desempeño y se convirtieron, por el contrario, en una
manifestación de la informalidad en la administración pública y en un
obstáculo para la gobernabilidad
democrática. - La economía no proporciona la respuesta a
tales problemas, sino que se hace parte del problema. El
Estado, por su parte, no tiene la capacidad para responder.
Asimismo, el espacio de control social y la acción
colectiva, elementos cruciales de las reformas de segunda
generación, siguen siendo débiles. - La gobernabilidad "democrática" contiene
componentes cruciales de la vida política y social y
debe entenderse e interpretarse dentro del contexto de redes de relaciones entre
las entidades y sujetos involucrados en relaciones en ella
sobre la base de la democracia como principio de legitimidad y
como procedimiento. - Las estrategias de la gobernabilidad
democrática tienen pasan, entre otras, por una
reinvención del gobierno y de la ciudadanía, la
reforma del Estado y la recomposición de la sociedad
civil. - La sociedad civil encuentra su justificación
en el entramado social y político en el cual se
desenvuelve hoy el desarrollo político de América
Latina, cuyos sistemas políticos se han caracterizado
por una matriz
estado céntrica. - No se puede discutir sobre la sociedad civil sin
tomar en cuenta que su fuerza, su forma y sus espacios de
acción se hallan vinculados con la actuación del
Estado. Por ello, el objetivo ideal es lograr en las sociedades
latinoamericanas simultáneamente una sociedad civil
autónoma y dinámica y un Estado
eficiente. - Tampoco se puede discutir de sociedad civil sin tener
en cuenta que la expansión de la democracia en
América Latina ha llevado consigo una mayor
pluralización y multiplicación de los actores y
los retos que ello representa para los procesos de
legitimación del poder y representación de
intereses. - En las llamadas "reformas de segunda
generación" la reforma de la administración
pública y la nueva gestión pública
presuponen la transformación de lo público ?y no
el mercado autosuficiente- en el concepto orientador de la
reforma. - El resurgimiento de la sociedad civil se encuadra en
el triángulo formado el adecuado funcionamiento de los
partidos políticos, la extensión de una nueva
cultura política en la ciudadanía y el nuevo
papel del Estado a desarrollar en América Latina: una
nueva gestión política y
pública. - La viabilidad de las nuevas democracias
latinoamericanas depende de una gobernabilidad que sea capaz de
superar la crisis de representación y de
intermediación presentes en los partidos y los grupos de
interés, trascender la matriz estado céntrica que
pretende moldear a la sociedad civil y cohesionar las
sociedades latinoamericanas con legitimidad y
eficiencia. - En esta tarea, las reformas de segunda
generación resultan centrales. Ellas deberán
implementar una nuevo estilo de gestión política
y pública que eleve la capacidad de los funcionarios y
entidades públicas para diseñar e implementar
políticas públicas con el objeto de que respondan
de manera democrática y adecuada a las demandas de los
ciudadanos y generen valor
público. - Las reformas de segunda generación
deberán desarrollar un nuevo estilo de gestión
política y pública en América Latina
solamente podrá nutrirse de la interacción
democrática y fructífera del Estado, el mercado y
la sociedad civil. - El objetivo es una mayor gobernabilidad
democrática y ésta sólo se consigue si se
desarrollan nuevos lazos de relación que garanticen una
mayor inclusión de intereses desde la sociedad civil y
una intermediación más eficaz y auténtica
por parte de los partidos en los diferentes niveles de
decisión; así como nuevas formas de
articulación entre actores sociales, partidos,
instituciones públicas, empresa privada y gestores de la
opinión pública.
- John Peeler. Building democracy in Latin America.
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Instituciones, gobiernos y liderazgos. En: BID. 2001.
Democracia en déficit: gobernabilidad y desarrollo
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Gobernabilidad y desarrollo democrático en
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América Latina y el Caribe: en busca de un paradigma de
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2001. Democracia en déficit: gobernabilidad y desarrollo
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Gobernanza: cinco tesis a la
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"Reivindicación de la reforma administrativa:
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V Congreso del CLAD/2000. http/:wwww.clad.org.ve/anales5 - Ernesto Rodríguez. Políticas
Públicas de Juventud y
Reforma del Estado en América Latina: un vínculo
a construir. Documento de Trabajo
presentado en el Simposium sobre "El Lugar de las
Organizaciones Civiles en las Políticas Públicas
de Juventud" (Tasco, México, 17 al 20 de octubre de
2000) organizado por el Instituto Mexicano de la Juventud, la
Fundación Ford y la Universidad
Iberoamericana, y en el V Congreso Internacional del CLAD sobre
la Reforma del Estado y de la Administración
Pública (Santo Domingo, República Dominicana, 24
al 27 de octubre de 2000). - Gonzalo De la Maza. ponencias realizadas por el autor
en dos eventos
internacionales. La primera, corresponde al paper presentado a
la 4ª Conferencia
Internacional de la International Society for Third Sector
Research (ISTR). Dublín, 5 al 8 de julio 2000. El
segundo, corresponde a la ponencia presentada en la Conferencia
contra el racismo, la
xenofobia y
otras formas conexas de discriminación. Diciembre
2000 - Peter Hengstenberg, Karl Kohut, Günther Maihold.
Sociedad civil en América Latina: representación
de intereses y gobernabilidad. FES/Nueva Sociedad, Caracas
1999. - Aldo Panfichi, Farid Kahatt, Mauricio Romero, Enrique
Peruzzotti y Gonzalo De la Maza. Andean and southern cone reion
report: Civil Society and Democratic Governance in South
America -Document for Discussion ? Lima, January
1999.
Autor:
Julio Álvarez Sabogal
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